El Cine Documental en Ecuador
El cine documental en Ecuador
Escrito por Vinicio Condor
Los inicios de la producción documental en el Ecuador, de cierta forma, se inscriben en un cine etnográfico caracterizado sobre todo por una visión externa que da cuenta de intereses ajenos a un aporte para la construcción de la identidad y la cultura. Con el devenir socio político los temas cambiaron, resultado de esto se expresan temas de corte indigenista y retratos de los movimientos sociales. Sin duda, con el desarrollo de la tecnología y la democratización de la misma, aparecen temas con miradas de reflexión de quienes somos y en otros casos asumiendo la primera persona. Estas formas, han transitado de la mano con los procesos políticos que se vivieron en la región y por supuesto los jóvenes cineastas ecuatorianos han sido parte de este movimiento social. Se inicia una toma de conciencia de representación y mirada propia a través de los films, ligadas a los cambios de paradigmas en las ciencias sociales. Esta etapa podría ser el primer paso para usar el cine documental a favor nuestro.
¨El artista no se expresa por sí mismo, expresa el mundo¨… Tarkovski
A inicios del nuevo siglo hubo dos importantes hitos en la producción cinematográfica nacional. En el 2002 nace el Festival de Cine Documental Encuentros del Otro Cine (Edoc) como una ventana que posibilita ver cine de no ficción de otros lugares de una forma más amplia, accesible y sobre todo permite mirarnos como cultura en las películas de la nueva generación de directores ecuatorianos. Otro acontecimiento importante es la Ley de Cine y como consecuencia el nacimiento del Consejo Nacional de Cine (Cncine) en el 2006. Este hecho incrementa la cantidad de producción y la calidad inicia un desarrollo con el fomento estatal.
Muestra del recorrido transitado es el alcance y reconocimiento que muchas películas documentales han obtenido en importantes festivales a nivel internacional, incluso mayor que los films de ficción. Así lo demuestra el informe del Cncine, al decir que la película de Carla Valencia, Abuelos, obtiene 11 premios en el 2011. Es el documental la expresión audiovisual más fuerte en este momento, gracias a sus despliegues tecnológico y artístico, ya que su estructura es más libre del canon que de cierta manera marca el cine de ficción, los estudios han volcado su mirada en este tipo de films. Es el momento que alcanza la atención por parte del público y de la industria como nunca antes.
La importancia de la producción documental ecuatoriana en la actualidad inscribe al género como una herramienta de comunicación y exposición de problemas sociales que afectan a los ecuatorianos, sin dejar de lado la reflexión personal propuesta en las inquietudes existencialistas que reflejan una relación del individuo con el mundo. Se usa en el ámbito educativo no sólo como un instrumento de reflexión y debate sino como una forma de adquirir conocimiento e información. Los nuevos medios han construido una imagen de este cine y Ecuador no está exento de ello. La influencia del audiovisual y del cine documental en concreto, en la forma de ver y construir nuestra sociedad cambiante, va de la mano con el desarrollo de las nuevas formas de representarnos y vernos. También se puede notar que producciones de este tipo hacen una reinterpretación de aspectos no resueltos en la memoria histórica, incluso han propiciado el debate y reabierto un caso judicial como es la película: la Muerte de Jaime Roldós de Lisandra Rivera y Manolo Sarmiento.
Llamado a la refundación de la ADEC
“El artista no se expresa por sí mismo, expresa el mundo”, decía Tarkovski. Es por eso que el documental ha venido acompañando decisivamente el auge libertario que recorrió América Latina en los 60. Los encuentros de Viña del Mar en 1967 y el de Mérida en 1968, dan cuenta de ello. Se traducen como el anhelo por alcanzar la toma de conciencia de nuestra identidad cultural latinoamericana, demostrando profunda pertinencia con nuestras realidades y ahora continúa siendo un activo participante en esas luchas, así los testimonian las memorias del Primer Encuentro de Documentalistas Latinoamericanos y del Caribe del siglo XXI. Haciendo un llamado explícito a la unión y al trabajo mancomunado de los documentalistas en general y en particular en cada país.
Sin duda las necesidades son otras, por eso precisamente hay un creciente número de cineastas que crean nuevos contenidos, expresando sus mundos y necesidades, motivados por conocer la realidad que los desborda, realidad construida por nuevas formas de interacción sostenida por el desarrollo de la tecnología; donde el audiovisual se está posicionando como el soporte de la cultura contemporánea, se plantea como camino la sinergia para enfrentar los nuevos retos y oportunidades que el mercado de la industria cultural (creativa) nos ofrece, como una posibilidad de crear productos simbólicos que nos permitan seguir existiendo en un mundo global que demanda discursos propios. Al mismo tiempo, el capital intelectual y la creación audiovisual son la esencia de la economía actual, que cada vez crece más que los sectores tradicionales, tomando en cuenta que este es el principal medio para brindar diferentes productos y servicios.
El documental está ligado a la vanguardia, une la vida y el arte de forma más estrecha, hace del cine un instrumento de cambio, transformación social, cultural y política. Por tanto, parece importante reflexionar sobre la refundación de una asociación de documentalistas, que participe activamente en la construcción del cine ecuatoriano, con el fin de encontrar caminos para fomentar producciones que encuentren un espacio de difusión en su propio lugar primero y al mismo tiempo visibilice nuestra realidad al mundo. Solventar el rezago de las políticas culturales, normativas que estén acordes a nuestro sistema de producción y consumo.
Por último, no menos importante, conscientes de la importancia que tienen los referentes en la construcción de nuevos discursos, es la vinculación entre los noveles documentalistas y los más antiguos en el oficio, con el objetivo de continuar el trabajo de los más experimentados y superarlos para formular reflexión, debate y proponer discursos propios en un mundo globalizado. Ya no es momento de consumir y espectar pasivamente, somos productores y creadores de un universo propio.